Por
aquel entonces estaba sola, mis padres siempre trabajando, no tenía a nadie
quien me cuidara, o ayudara. Mi hermano mayor vivió con sus abuelos hasta los
diecisiete.
Cuando
yo cumplí los once años mis padres me preguntaron que quería de regalo a lo que
conteste “un gato”, ellos accedieron y espere durante horas mi regalo, entonces
tocaron la puerta, era mi hermano, que para mis ojos un desconocido más.
Sostenía una caja en sus manos yo la recibí, mientras le ofrecía algo para
tomar sin abrir su presente, el solo me miraba con tristeza, y con una voz
quebradiza me contesto “me encantaría tomar un té, pero más que nada me
gustaría que abrieras el regalo, entenderás el porqué de mi llegada”. Algo
temblorosa decidí abrirlo, y entendí. Nuevamente alguien que no volvería a ver,
tome a mi pequeño gato y despertó mi llanto. Los perdí, perdí a mis padres, no temía
a quedarme sola, porque ya lo estaba desde antes de que pasara, pero, nunca
volvería a escuchar sus voces eso era lo que me dolía.
Axel
mi hermano mientras fuera menor no podía aceptar mi custodia, dentro de poco me
convertiría en una huérfana al igual que mi pequeño gato, no podía aceptar eso,
aun no le había puesto nombre e iba a hacer huérfano, claro que no, me decidí a
huir, pero primero debía deshacerme de él, si de Axel, así que me calme y muy
decidida fui hasta la cocina, en la mesa estaban las pastillas para dormir de
mamá, y mientras preparaba el té las mescle con los terrones de azúcar.
Solo
era un momento para que el callera en un profundo sueño y poder escapar,
mientras conversaba con Axel en la caja puse una manta para que mi pequeño no
tuviera frio afuera. Entonces sucedió por fin se durmió después de veinte
minutos hablando con este inútil, tome la caja con mi gato y puse unos dulces y
me fui.
Lo
único que se me paso por la cabeza fue, que no iba a dejar que mi pequeño
sufriera tanto como yo. Cruce una avenida y me refugie en una casa del árbol
que había allí. Comenzó a llover, odio la lluvia, bueno más bien los truenos, para no tener miedo comencé a hablar con mi
gato “Me llamo Doris Marx, ¿Cómo te llamas?” pero él era muy tímido y apenas me
conocía no quiso hablarme, así que intente entenderlo con sus muecas y
acciones, “No tienes nombre, ¿verdad?, yo te pondré uno” su carita era hermosa así
que comencé a tirarle un par de nombres pero al decirle “Miches” el ronroneo,
sé que no tenía que ver con el que allá comenzado a acariciarlo si no que
realmente le gusto.
Muy
feliz tire la manta en el piso de la casita y me acosté con él, con los ojos
llorosos y antes de caer profundamente dormida le dije “yo seré tu mamá, nunca
estarás solo”. Al despertar estaba en una habitación, era muy bonita, luego de
verla un rato reaccione “Miches”, entonces entro un chico y contesto “veo que
te bajo la fiebre, sabes comenzó a lloverse la casa del árbol así que traje
todo aquí” algo sorprendida lo miraba de pies a cabeza no podía creer que
Miches se había convertido en un chico lindo, es confuso ya que mi gato era
bebe y él era unos 3 o 4 años mayor que yo. Volví a mirarlo y respondí
“Miches”, el me sonrió y se sentó en la cama
“No soy Miches soy John “algo molesta conteste “Me gustaba más Miches,
¿entonces porque ronroneaste cuando dije Miches” algo sorprendido agarro a el
gato y me lo dio ahora entendí que estaba
en la casa de un extraño y no de mi gato, él estaba tranquilo, y yo no tenía
donde ir “¿te gustan los gatos? John”, a lo que me contesto que si estaba
dispuesta a pedirle que me adopte cuando la madre lo llamo y el me escondió en
el armario con Miches, yo mire a mi pequeño y pensé “Chiquito en que nos metí”,
mi estómago comenzó a gruñir así que pensé que era tiempo de alimentar al gato,
Salí del armario y fui a buscar la caja en la repisa de John vi leche y se la
di a Miches mientras yo comía los dulces de la caja, cuando terminamos de
alimentarnos agarre mis cosas y me Salí por la ventana él era menor no podía
adoptarme, solo me quedaba una opción deambular hasta ser mayor de edad, en mi
casa nadie me iba a extrañar y si tengo suerte todo va a pasar y podre regresar.
Pasaron
horas, ya estaba algo cansada, mi pequeño dormía en su caja, me senté en una
banca mi aventura nuevamente había empezado, entonces lo vi, Axel me estaba
buscando, había carteles de mi por todas partes, si esto seguía así seria
atrapada, me dirigí con mi pequeño gato al aeropuerto en donde por fin podría huir,
al llegar allí, unos hombres me tomaron, me estaban secuestrando, me llevaron a
una especie de habitación blanca sin ventanas, iba a morir, o peor aún Miches
iba a morir.
Abra pasado
media hora y la puerta por fin se abrió, era hora de ver a que me enfrentaba,
entonces lo vi, aquel hombre que estaba en la puerta, era mi hermano, comencé a
llorar y dije “no quiero que Miches sea huérfano”, el sonrió y me abrazo, nos
sentamos, y me explico que todo lo que hice fue vano, nunca fue la idea darnos
en adopción, él ya era mayor de edad e iba a adoptarme. Miches seria mi gato y seguiría
mi vida como siempre, con un poco más de afecto.
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Miches - Rushi
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Oleh
Rushiana